Las personas actualmente estamos expuestas diariamente a multitud de situaciones de estrés, ya sea por trabajo, por dinero o simplemente por el quehacer del día a día y, aunque son situaciones a las que nos hemos acostumbrado de mejor o peor manera, cada persona responderá de forma diferente en función de sus capacidades y de las herramientas de las que dispone.
¿Pero qué pasa cuando una situación nos supera? Pues que corremos el riesgo de bloquearnos y dejarnos llevar por los acontecimientos, sin ofrecer capacidad de respuesta, y es ahí donde desde hace un tiempo se viene tomando conciencia en la formación de la sociedad en materia de emergencias o catástrofes para trabajar la capacidad de resiliencia social o resiliencia comunitaria. Podemos trasladar este concepto a un grupo más reducido en nuestro entorno familiar o grupo más cercano, aplicando la “resiliencia comunitaria”.
¿Qué es la resiliencia?
Sin entrar en complicadas definiciones, podemos decir que la resiliencia es la capacidad que tiene un individuo o grupo de adaptarse a momentos críticos, catástrofes o de emergencia y superarlos, mediante el pensamiento positivo, la actitud y la preparación.
La persona resiliente no nace, se hace!!!
Hay personas que ante una emergencia se dejan ir (que sea lo que dios quiera) y otras que se adaptan, pelean, luchan y prevalecen.
¿Cómo podemos aumentar nuestra capacidad de resiliencia ante una emergencia?
- Debemos ser conscientes de nuestras capacidades y limitaciones, el autoconocimiento es nuestra mayor herramienta ante una situación de emergencia o catástrofe. Debemos trazarnos objetivos y metas a nuestro alcance, teniendo en cuenta los materiales y conocimientos de los que disponemos.
- Tener creatividad, la basura de una persona es el tesoro de otro, todo nos puede valer como elemento de supervivencia, los clavos se pueden afilar, las cuerdas se pueden convertir en redes de pesca, una botella de plástico y una manguera puede ser un desalinizador de agua de mar. Todo nos vale.
- Aunque disponiendo de materiales y estando preparados, será la mejor opción.
- Confiar en nuestras capacidades y en la absoluta confianza de que vamos a salir adelante. Nunca debemos de perder de vista nuestro objetivo, que es sobrevivir. La individualidad no tiene cabida, el trabajo en equipo es fundamental, una catedral es más alta cuantos más contrafuertes tiene y se reparten las fuerzas.
- Las dificultades son una oportunidad de aprender y crecer, nunca vamos a aprender de una sencilla victoria, sino de esa pelea que tanto nos costó y perdimos, las victorias rápidas y sencillas nos acomodan, la pelea dura nos enseña a como no fallar.
- Ser optimista. Debemos enfrentarnos a la emergencia o catástrofe con optimismo y convicción, tener pensamientos positivos y cada día tener nuestra pequeña victoria. En un grupo mantener la moral alta y no permitir los pensamientos negativos o actitudes derrotistas.
- Ser flexible ante los cambios, una persona resiliente, aunque tenga un plan perfectamente trazado se sabe adaptar a los cambios y girar 180ª si la situación lo requiere, como dice nuestro compañero de Northvivor, nunca te enamores de una idea o de un plan, ya que hay veces que tendrás que adaptarte y cambiar para sobrevivir.
Aunque podríamos exponer algún punto más, no pretendemos extendernos en este artículo.
Para finalizar podemos concluir que en estos tiempos tan complicados que nos ha tocado vivir, la resiliencia es una capacidad que también debemos de entrenar. Hay que tener en cuenta que no hace tanto tiempo nos parecía impensable que pasara lo que está pasando hoy en el mundo.
Prepárate para lo impensable, que para lo normal cualquiera se prepara