Psicología de la Supervivencia. El miedo

La psicología de la supervivencia es parte fundamental de nuestras actividades y cursos en Técnicas de Supervivencia y emergencias, tanto en el medio natural como emergencias civiles (preparacionismo)

Y ¿por qué?
Porque todos los días nos enfrentamos a situaciones y problemas que nos generan estrés, pero más o menos estamos acostumbrados a lidiar con ellos.  El problema surge cuando nos enfrentamos a algo con lo que no estamos acostumbrados, es ahí donde se nota la diferencia a la hora de tener una formación previa y por supuesto experiencia.

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¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando vives una situación de miedo?
El miedo cuando se genera desencadena una serie de respuestas fisiológicas en nuestro cuerpo.

  • • Aumento del ritmo cardiaco
  • • Sudoración
  • • Dilatación de las pupilas
  • • Y Liberación de hormonas como adrenalina y cortisol

El miedo es un mecanismo de defensa para nuestra supervivencia que a ido desarrollando desde tiempos primitivos, para poner a nuestro cuerpo en un estado de alerta.

La parte de nuestro cerebro que se encarga de gestionar estas situaciones es el “Sistema Límbico”

 


En la parte más profunda, se encuentra la Amigdala, la parte más primitiva de la zona más evolucionada el lóbulo prefrontal.

Es esa sirena o alarma que salta en los primeros instantes para alertarnos y reconfigurar nuestro cuerpo para la lucha o la huida.


Cuando nos enfrentamos a una emergencia o situación de supervivencia que nos amenaza, entra en juego la amígdala.



En estrecha conexión con la amígdala trabaja el Hipocampo.

El hipocampo y la corteza prefrontal traen el análisis racional, ayudando al cerebro a interpretar la amenaza que este ha percibido procesando la información y ayudándonos a saber si la amenaza percibida es real o no en función del contexto.

Si vemos un brutal ataque en la calle nos puede poner en alerta, tensión, situación de pánico o de ataque, pero si lo vemos en la televisión, comprendemos que no revierte ningún peligro para nosotros y que es solo una película. Esta es la diferencia del contexto.

De la misma manera cuando hemos tenido entrenamiento o asistido a cursos y formaciones, al enfrentarnos a una emergencia, y comprender que tenemos las herramientas y conocimientos necesarios para enfrentarnos a ella, podremos:

  • Tranquilizarnos
  • Analizar realmente la situación
  • Evaluar la emergencia o amenaza
  • Enfrentarnos a ella desde el raciocinio y la confianza

De alguna forma, el análisis racional ha convencido a la respuesta emocional de que, aunque existe el peligro, estamos capacitados para enfrentarnos a él.

Este diálogo ocurre de forma distinta en cada persona, e influyen nuestras experiencias, nuestros conocimientos y herramientas formativas.



Cuando el ser humano entra en situación de emergencia y se desactivan todas aquellas acciones secundarias, el cerebro solo consume el 25 % de la sangre, en estas situaciones de emergencia el flujo sanguíneo cerebral se reduce al mínimo para reconducirse hacia los músculos. Se desactivan las funciones digestivas y sexuales, se activan las glándulas suprarrenales y el cuerpo queda listo para la acción inmediata, para dar el máximo de sus actividades físicas.

Debemos ser capaces de a la vez que estamos en alerta, también tener la mente preparada para pensar y racionalizar.

La mente y el cuerpo están íntimamente unidos, el control de nuestra mente depende de cuánto nosotros tengamos calma y sepamos reaccionar frente a una amenaza de emergencia.

 Es importante mantener la calma con pensamientos positivos 

Todo lo que se percibe a nuestro alrededor, el cerebro lo almacena como un disco duro en carpetas como angustia, terror, pánico etc… y también sensaciones alegría, felicidad, amor, anhelos, carácter y valentía.

Debemos aprender a tener presente las segundas carpetas antes que las primeras.

¿Pero qué pasa cuando una situación nos supera? Pues que corremos el riesgo de bloquearnos y dejarnos llevar por los acontecimientos, sin ofrecer capacidad de respuesta.


Cuando no somos capaces de ofrecer una respuesta adecuada a una situación de supervivencia o emergencia, todos podéis suponer como puede ser el desenlace.

Para finalizar, debemos ser capaces de que cuando una situación nos sorprenda, como son las situaciones de supervivencia o emergencia, no permitir que sea la amígdala la que tome el control de la situación bloqueándonos y dejándonos sin respuesta.

Debemos dejar al Hipocampo tomar parte de la iniciativa y hacernos creer que, con nuestra predisposición, habilidades, herramientas en forma de conocimientos y experiencias, podremos salir de esa situación de la mejor manera posible.

Esto no se consigue solo leyendo libros o viendo documentales, por supuesto se consigue con la practica y con la adquisición de habilidades a través del aprendizaje significativo.

Recuerda que pasa superar una situación de supervivencia o emergencia una de nuestras mayores herramientas es tener pensamientos positivos y nunca te olvides de tener tu pequeña victoria del día.

Adquiere conocimientos, practica, ponte a prueba.

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